Tu voz es medicina: cómo liberar tu garganta para sanar tu útero

Mariló Sánchez | Conecta Contigo

Durante siglos, las mujeres fuimos silenciadas: en nuestros partos, en nuestras emociones, en nuestra sexualidad. Pero el cuerpo guarda memoria. Y hay dos centros de poder profundamente conectados que hoy reclaman ser liberados: la garganta y el útero.

Tu voz no es solo un instrumento físico. Es un canal espiritual. Es medicina. Y cuando la activas conscientemente, despiertas memorias, limpias bloqueos y abres el camino para habitar tu energía femenina en su plenitud.

1. La conexión energética entre la garganta y el útero


Tanto la laringe como el útero son centros creativos. Uno da vida a palabras, el otro a seres. Físicamente, incluso tienen una estructura anatómica similar. Emocionalmente, ambos se cierran ante el trauma, la represión o el juicio. Liberar la voz abre también el espacio del vientre.

2. ¿Por qué cuesta tanto expresarnos?


Muchas mujeres han guardado silencios dolorosos: decir “sí” cuando querían decir “no”, tragarse el llanto, contener su deseo. Todo eso crea tensiones en la garganta... y en el útero. Recuperar tu voz es un acto de soberanía. Y también una forma de sanar generaciones enteras.

3. El canto como ritual de liberación


No necesitas cantar “bonito”. Necesitas cantar auténtico. El canto carnático, los sonidos guturales, los mantras o simplemente dejar salir un “aaaaah” sostenido... todo eso mueve energía, emociones, memorias. No se trata de afinación, sino de intención y presencia.

4. Rituales para despertar tu voz medicina

  • Práctica del sonido libre al amanecer

  • Canto en cuclillas conectando garganta y pelvis

  • Grabar tu voz con palabras que te empoderen (aunque no las compartas con nadie)

  • Círculos de canto o acompañamiento vocal consciente

5. Tu voz en el parto y en la vida


Durante el parto, tu voz puede ser tu mejor aliada. Gritar, cantar, soltar sonidos profundos libera tensión y abre el canal del parto. Pero esto va más allá: usar tu voz en la vida diaria, desde el placer y no desde la obligación, cambia todo.


Liberar tu voz es recordar quién eres. Es volver a habitar tu cuerpo como templo. Es decirle al mundo: “Estoy aquí, soy completa y mi voz es sagrada.”


Porque cuando una mujer se atreve a cantar su verdad, el eco de su alma sana el linaje entero.


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